Despus del anuncio de la movilizacin militar para combatir en Ucrania, el 21 de septiembre de 2022, Ivn Nesterov huy de Rusia para evitar que lo reclutaran a la fuerza. Pero seis meses despus cay en depresin y regres. “Me fui unos das despus del anuncio de la movilizacin, con una mezcla de emociones, sobre todo pnico”, cuenta a la AFP el hombre, de 35 aos, cabeza rapada y tatuado, que trabaja como entrenador en un gimnasio de Mosc.
Segn cuenta, tom un avin rumb a los Urales y, desde all, un autobs a Siberia. Por ltimo, lleg en auto a Kazajistn, en Asia central, pasando por una aldea llamada “Ukrainets” (“Ucraniano”, en ruso). “Una irona del destino”, bromea. En Kostanai, en el norte de Kazajistn, donde se instal, encontr trabajo rpidamente en un club de boxeo. “Ni siquiera me pidieron mi diploma”, comenta, sorprendido. Se qued en casa de una familia kazaja.
Segn dice, su partida fue una suerte de “protesta” contra el poder, pese a que nunca antes haba participado en ninguna manifestacin ni haba dado pblicamente su opinin en las redes sociales. “Quera salir del sistema por fin”, afirma.
Centenares de miles de jvenes rusos que se negaban a participar en la campaa en Ucrania salieron del pas a raz del anuncio de la movilizacin. Sobre todo se trasladaron a exrepblicas soviticas como Kazajistn, adonde podan viajar sin visado.
Pero, casi un ao despus, algunos de esos exiliados estn regresando. No se sabe exactamente cuntos porque la mayora intentan ser discretos. “Los que han vuelto consideran que el riesgo [de que los recluten] ha bajado”, explica a la AFP el politlogo Konstantin Kalachev.
En octubre de 2022, el Ministerio ruso de Defensa asegur que esta movilizacin “parcial”, ordenada en momentos en que las tropas de Mosc atravesaban dificultades en el frente, haba terminado, tras el reclutamiento de 300.000 efectivos.
El ejrcito ruso tambin lanz en la primavera una campaa de reclutamiento voluntario, lo que tranquiliz a quienes teman ser movilizados por la fuerza. Adems, “las dificultades financieras y los lazos familiares empujan tambin a volver” a los exiliados, apunta Konstantin Kalachev.
Depresin
Ivan Nesterov lo confirma. En Kazajistn, tras la euforia de las primeras semanas, cay poco a poco en depresin, admite. “Aoraba mi patria. Mis amigos, los lugares que amo. Fue muy duro psicolgicamente. Ya no tena ganas de trabajar. Me daba cuenta de que ganaba cuatro veces menos que aqu”, explica.
A principios de abril, decidi regresar. “Cuando aterric en Mosc sent un enorme alivio, pese a todas las consecuencias que me pueden deparar“. Y es que el riesgo de que se produzca otra movilizacin sigue ah. Ningn decreto ha puesto fin oficialmente a la ordenada en septiembre de 2022.
Segn testimonios publicados en redes sociales, las oficinas militares rusas continan enviando citaciones a hombres en edad de ser movilizados, para “comprobar” su situacin y actualizar los registros militares.
Las autoridades tambin crearon en abril la posibilidad de enviar actas de movilizacin por correo electrnico, mientras que hasta entonces solo se podan entregar en mano, lo cual permita que muchos rusos ignoraran la convocatoria.
Dada esta amenaza persistente, el experto Konstantin Kalachev considera que gran parte de los que han vuelto a Rusia “estn dispuestos a irse en cualquier momento” si “sus capacidades financieras se lo permiten”.
Ivan tampoco descarta volver a irse. Los rumores de que el prximo otoo vuelvan a reclutar le preocupan. “Tambin veo que se estn adoptando nuevas leyes, que el pas se encierra. Como deca un amigo: ‘La patria es importante pero ms vale ser un cobarde vivo que un valiente muerto'”.
El treintaero recuerda lo “primero” que sinti al llegar a Kazajistn: “una sensacin de libertad”. “Poda decir abiertamente todo lo que pensaba, sin correr el riesgo de acabar en la crcel”, dice.
Mientras estaba fuera, su hermana mayor, a la que considera “mucho ms valiente” que l, fue arrestada por la polica en Rusia “porque llevaba un sombrero amarillo y una bufanda azul”, los colores de la bandera ucraniana. Acusada de “resistencia a la polica”, se vio obligada a abandonar el pas para evitar una represin que afecta a miles de personas que eligieron oponerse pblicamente al conflicto.